ATARÉS

Las fortificaciones

Atarés conserva un excepcional conjunto de fortificaciones defensivas. De algunas de ellas apenas quedan vestigios. Es el caso del llamado Castillo de la iglesia parroquial. No se trataría, en origen, más que de una sencilla torre, levantada con toda seguridad en los siglos XI-XII, y del que hoy sólo queda un fragmento de muro adosado a la iglesia, el cual se diferencia por la forma diferente de su aparejo de piedra.

En dirección al cementerio, una pista nos lleva hasta un pequeño montículo conocido como Tozal del Castillo. Si alcanzamos su cima, veremos una espléndida panorámica de la localidad, pero apenas distinguiremos en el suelo la traza del muro de cierre de esta fortificación. Según algunos historiadores, este castillo pudo ser levantado en el siglo X momento en el cual el monarca cristiano García Sánchez I emprende el poblamiento de esta zona de Huesca.

La última fortificación conservada en Atarés se esconde entre la masa boscosa. Se trata de la llamada Torre del Boalar o de los Moros. Sin duda es el elemento medieval más importante dado su estado de conservación y por su ubicación en lo alto nos habla de su función de vigilancia del camino entre Jaca y Pamplona. Según Adolfo Castán, esta torre realmente sería parte de un complejo defensivo más amplio que levantó Don Juan Sanz de Latrás, conde de Atarés, a mediados del siglo XV.

La Ruta del Agua

Esta población conserva entre sus calles y en su entorno natural una serie de puntos de interés relacionados con el agua a través de los cuales podemos descubrir parte de la vida tradicional de Atarés.

En la zona alta de su casco urbano se mantiene en pie, perfectamente rehabilitado, el lavadero. Está formado por una gran pila de piedra cubierta por una estructura de pilares de madera que sustenta un tejado a dos aguas de losas de piedra. Pero este no es el único sitio donde las gentes de Atarés han ido tradicionalmente a hacer la colada. El manantial de Las Fontañanas y la Fuente de la Foz, eran otros de los lugares idóneos donde iban las mujeres para lavar la ropa al salir el agua algo más caliente.

En la parte baja de Atarés, antes de dejar el casco urbano de la localidad, veremos el panel informativo del sendero GR 65.3 que corresponde al Camino de Santiago. Siguiendo unos cientos de metros este GR pasaremos por el Manantial de las Fontañanas, a nuestra derecha y cubierto totalmente de vegetación. Más adelante, descubriremos, a nuestra izquierda, un corto camino hasta la fuente de la Foz. Esta sencilla fuente era usada por las gentes de Atarés para actividades tradicionales hoy ya desaparecidas. En el entorno de esta fuente, hace años, también había balsas donde poner a remojo el cáñamo para prepararlo antes de llevarlo a los batanes donde se lograba extraer la fibra de esta planta que servía para fabricar textiles de gran resistencia.

Atarés: cruce de caminos 

Las fortificaciones defensivas que se levantaron a lo largo de la Edad Media en Atarés nos desvelan el importante papel estratégico de esta localidad en el paso de personas y mercancías por el Valle del río Aragón y el señorío del Monasterio de San Juan de la Peña.

Todos estos caminos históricos hoy en día se han reconvertido en senderos adecuados y señalizados para el disfrute de esta práctica deportiva, a la vez que descubrimos de cerca el patrimonio cultural y el paisaje de esta zona del municipio de Jaca.

Hay tres caminos diferentes que podemos escoger de acuerdo a nuestros intereses. Por un lado por Atarés discurre un tramo del sendero de Gran Recorrido 65 que coincide con el mítico Camino de Santiago. Adecuado por el Ayuntamiento de Jaca, dentro de las actuaciones del Parque Cultural de San Juan de la Peña, existe un difícil sendero que desciende desde el Monasterio de San Juan de la Peña hasta la ciudad de Jaca cruzando por Atares. Por último, también hay una ruta ecuestre que recupera el trazado que según la tradición llevó el Santo Grial desde el Monasterio de San Juan de la Peña hasta acabar en la Catedral de Valencia.