JACA PIRINEOS, PARAISO DE MONTAÑA

PAISAJE PROTEGIDO DE SAN JUAN DE LA PEÑA Y MONTE OROEL

La Peña Oroel, visible desde cualquier punto de la ciudad de Jaca, es un privilegiado mirador de la comarca de la Jacetania, del discurrir del Camino de Santiago en su territorio y de los sectores occidental y central de los Pirineos que, además, alberga una flora relevante con algunas plantas exclusivas, de las que se puede disfrutar ascendiendo hasta su cima. Por su cercanía y simbología, la Peña Oroel se encuentra estrechamente unida a la ciudad de Jaca y de la que escritores como Cervantes, Unamuno, Pérez Galdós o el Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal,  han hecho referencia en sus textos.

La ruta de ascenso clásica discurre por su cara norte. Se trata de una ruta fácil de unas dos horas de duración. Comienza desde el Parador Oroel, a 9 km de Jaca, al que se puede acceder en automóvil tomando un desvío por la carretera A-1205. Una vez allí se debe seguir a pie por un sendero señalizado (S-7) que conduce a la gran cruz de hierro situada en la cima. En la ascensión se van atravesando bosques de pinos silvestres y abetos hasta llegar al collado de Las Neveras, donde se encuentran unos grandes hoyos neveros utilizados antiguamente para recoger nieve en invierno a fin de trasladarla a Jaca, Huesca y Zaragoza. Desde allí hasta la cima se extienden varios tramos de pradera con unas extraordinarias vistas. En ese punto también existe un desvío que permite llegar hasta la ermita de la Virgen de la Cueva, situada en la cara sur de la montaña.

La Peña Oroel forma parte del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, incluido en la Red Natural de Aragón. Ambos relieves forman parte del sistema de sinclinales formados por rocas de conglomerado situados entre el Prepirineo y las Sierras exteriores. Este entorno natural destaca por ser uno de los ecosistemas aragoneses de media montaña más representativos, con una densa y variada masa forestal, reflejo del cruce de influencias atlánticas y mediterráneas. Sus escarpes sirven de refugio a una importante población de aves rapaces. Igualmente destacable es su importancia histórico-artística, con la presencia cercana del Monasterio de San Juan de la Peña, uno de los cenobios más importantes de la Alta Edad Media y primer panteón de los reyes de Aragón. Ubicado bajo un enorme escarpe pétreo, de este destaca su magnífico claustro románico y el Panteón Real. Tras su incendio en 1675, se construyó en la Pradera de San Indalecio el Monasterio Nuevo, que actualmente y tras su restauración incluye una hospedería y dos centros de interpretación en su interior, uno de San Juan de la Peña y otro sobre la historia del Reino de Aragón.