AYUNTAMIENTO

Desde el año 1486, se tiene constancia que esta arteria principal se destinó nuevamente al emplazamiento del poder civil, puesto que en ese momento el Concejo adquirió los solares necesarios para edificar el primitivo ayuntamiento. En el interior del aquel edificio ser conserva hoy día el Archivo Histórico Municipal, donde se guardan documentos desde 1042.

Posteriormente, en pleno renacimiento, en 1544, se acordó ampliar la vieja sede del Concejo con la construcción del edificio que se ve hoy en día. Para ello el consistorio contrató a Juan de Rosellet que, junto a un grupo de canteros, levantó este bello y proporcionado edificio, compuesto por tres cuerpos en altura y un patio renacentista en su interior.

En el cuerpo inferior abre la magnífica portada que muestra el esplendor del estilo plateresco presidida por el escudo de la ciudad. En el segundo cuerpo, la planta noble, abren cinco ventanas cuyos frontones contienen las barras de Aragón. En esta planta, una de sus salas interiores recuerda con su nombre el Consejo de Ciento, formado por cien hombres buenos que ayudaban a gobernar la ciudad desde 1238. El tercer cuerpo conforma una galería de arquerías típicamente aragonesas.

SABÍAS QUE…

  • El Ayuntamiento, además de ser la sede del gobierno local, también custodia un importante patrimonio histórico-artístico. Alguna de las valiosas piezas que alberga en su interior son un crismón esculpido en un tímpano procedente de la ermita de Sarsa y fechado en el siglo XII, el célebre Libro de la Cadena del siglo XIII, las campanas de la torre del Reloj realizadas por Bartolomé de la Rosada en 1595 y unas mazas de desfile de plata maciza del siglo XVI.
  • Las tres ventanas arquitrabadas de la planta baja están protegidas con sendas rejerías de hierro forjado, de imponente ejecución, realizadas por el jacetano Simón de Maisonabe. En ellas y en otros ejemplos que se pueden encontrar en el casco antiguo de Jaca se reconoce el testigo heredado de la antigua y ardua labor artesanal de la forja.
  • En agradecimiento a Jaca por el apoyo a la dinastía de los Borbones en la Guerra de la Sucesión, Felipe V concedió los títulos a la ciudad de “Muy Noble, Muy Leal y Muy Vencedora” y añadió la flor de lis al escudo de armas de la ciudad que ya ostentaba la Cruz patriarcal y cuatro cabezas de reyes moros afrontados, dos a dos.