JACA PIRINEOS, PARAISO DE MONTAÑA

BARAGUÁS

El Camino del Pastor 

En los caminos que discurren por el sur del casco urbano de Baraguás, daremos con la señalización de una de las rutas culturales más relevantes de la zona por su dimensión e importancia histórica: el Camino del Pastor. Este recorrido nos remonta casi mil años atrás cuando, según la tradición, el pastor Guillem, de la localidad de Guasillo, por indicaciones de un ángel localizó los restos de Santa Orosia y fue el encomendado en llevar su cráneo a Yebra de Basa y su cuerpo a Jaca dando lugar así a una romería que se mantiene hasta la actualidad con la implicación de las localidades de estos valles oscenses.

Con esta ruta se pretende recuperar los pasos del pastor Guillem, estableciendo un camino que permita al visitante descubrir la historia, las tradiciones, la devoción a Santa Orosia y un paisaje cultural y natural de gran importancia. El recorrido nace de la antigua Puerta de San Ginés de Jaca, baja hacia el Puente de la Lana, cruza las localidades de Barós y Ulle, al otro lado de la Val Ancha, se adentra en los huertos de Navasa y desde ahí cruza al otro lado de la llanura para seguir en dirección a Sabiñánigo y alcanzar, finalmente, el Valle de Basa por la Fuente del Molino de Allué. Otra variante del Camino del Pastor es la que, pasando por Guasa, conduce hacia Baraguás, para más adelante adentrarse en Navasa.

El esconjuradero 

Ante la portada de la iglesia parroquial de San Andrés se abre un espacio abierto, delimitado por un muro, el cual está ocupado, parcialmente, por el antiguo cementerio. En una de las esquinas de este muro se levanta una peculiar construcción propia de la cultura y tradición pirenaica. Se trata de un esconjuradero, palabra que proviene del verbo esconchurar en aragonés, que significa «conjurar’:

A modo de templete, los esconjuraderos, desde el siglo XVI al XVIII, se construyeron específicamente para albergar rituales destinados a conjurar tormentas, las plagas y otros peligros que amenazaban a las cosechas. Suponen una singular muestra y testigo de la cultura pirenaica. La sociedad montañesa atendía los aspectos de la climatología con la misma superstición y prácticas que en otros aspectos de la vida cotidiana. Los esconjuraderos configuraban un espacio importante desde el cual el sacerdote y la población invocaban para desviar o deshacer las tormentas que pudiesen afectar a los campos y cosechas. Es por ello que estas edificaciones se localizan en puntos donde existe una amplia panorámica del horizonte. En el caso de Baraguás, desde el piso superior se obtendría una vista panorámica de la Val Ancha.

La torre defensiva de la parroquia

La esbelta torre de la iglesia de San Andrés es la protagonista del caserío de Baraguás. Pero este elemento tiene una historia singular, ya que como la torre de la vecina localidad de Ipas, fueron en origen atalayas defensivas que con el paso del tiempo se reconvirtieron en los campanarios de sus parroquias.

>En el caso de Baraguás la iglesia parroquial corresponde a una construcción del siglo XVI mientras que la fecha de la construcción de la torre se remonta hasta el siglo XI, aunque posteriormente sufrió modificaciones. En realidad antes de la iglesia que vemos hoy en día hubo un templo románico pero aun así éste se adosó a esta torre que es de construcción más temprana.

Se trata de una torre de planta cuadrada y cuatro plantas en alturas, en origen. De ellas la mitad inferior de la torre sería fábrica medieval mientras que los pisos superiores corresponden al siglo XVI a juzgar por la forma de las ventanas abiertas en sus muros.