LAVADEROS Y BAÑOS PÚBLICOS

Entre los equipamientos y servicios que los peregrinos necesitaban, se encontraba el de la higiene, relacionada además esta tarea con la limpieza penitencial, ritual que se utilizaba para que el peregrino se librase de sus pecados.

Como en las viviendas no existían baños ni aseos, la población necesitaba «Baños Públicos» (herederos de las Termas romanas y del Hamman árabe), que se utilizaban por turnos establecidos para diferenciar el baño de hombres y mujeres; de judios, cristianos y musulmanes. Al final de la Edad Media el puritanismo de la época logra acabar con esta práctica, acusándolo de nidos de prostitución y muchos acaban reconvertidos en Lavaderos públicos.

En Jaca hubo tres Casas de Baños.

  1. Los Baños Viejos, de propiedad real y situados junto a un acceso a la ciudad,  extramuros (actualmente son los Lavaderos públicos situados tras el colegio de las Escuelas Pías, en la C/ Bajada de Baños).
  2. Los Baños Nuevos, concedidos a los templarios y situados en el centro de la población (Plaza del Dean).
  3. Los Baños de los Judíos, en la judería, anexo a la Sinagoga Mayor de Jaca (en la actualidad, calle 7 de Febrero). Los dos primeros eran utilizados por los peregrinos.

Allí se lavaba la ropa, trabajo duro donde los haya y, a la vez, era el lugar de reunión ideal para comentar noticias y chismes. Es en los lavaderos donde nacieron expresiones como: «lavar los trapos sucios» o «mira que hay ropa tendida»