PUENTE DE SAN MIGUEL

El puente de San Miguel se levantó en una época de libertad en cuanto a la construcción de puentes se refiere, ya que eran principalmente los burgos quienes decidían la necesidad de su construcción. Además, la introducción del arco apuntado aportó más posibilidades geométricas al constructor medieval frente a sus predecesores romanos. La flexibilidad geométrica de la forma ojival supone que las bóvedas pueden arrancar de la misma base de las pilastras, lo que aporta una mejora muy importante para su estabilidad.

El puente presenta un alzado asimétrico, pues apoya directamente sobre la orilla derecha, más alta y sólida, mientras en la izquierda, más baja, descansa directamente en la propia terraza fluvial. Muestra un perfil a doble vertiente, propio de los puentes medievales, y un arco central apuntado, con rosca de sillería, que salva el cauce principal. Otros dos arcos más pequeños funcionan como aliviaderos, en caso de avenidas. Su estructura se refuerza mediante dos tajamares situados entre los arcos.

Los materiales utilizados son el sillar combinado con sillarejo unido por mortero de cal. El paso del tiempo y las numerosas crecidas del río hicieron necesario que se acometieran obras de restauración o reedificación en los años 1608 y 1816. En época reciente se ha restaurado en dos ocasiones, en la década de 1950 siendo consolidado  por el arquitecto Miguel Fisac y la última,  en el año 2002.

El puente debe su nombre a la desaparecida ermita de San Miguel, situada en el altozano que domina la orilla derecha del río Aragón, sobre la actual carretera. Este hecho fue muy común siglos atrás, dado el carácter mágico y sobrenatural que desprendía la construcción de estas obras hidráulicas, con el fin de otorgar protección al viandante.

 

SABÍAS QUE…

  • Esta obra de ingeniería facilitó durante siglos la comunicación entre Jaca y los Valles Occidentales del Pirineo Aragonés. Por aquí pasaba el camino, que enseguida se bifurcaba, hacia los valles de Aísa, Hecho y Ansó. Asimismo, el desvío por Abay, bien conservado, conducía hacia Berdún y Navarra, a modo de camino jacobeo complementario al Camino de Santiago principal, que discurre por la orilla izquierda del valle. Hoy en día, representa tanto para peregrinos como visitantes una parada obligada antes de abandonar la ciudad.
  • El puente mide 96 metros de longitud y la flecha de su arco principal alcanza los 17 metros. La bóveda presenta rosca de sillería con dovelas limpiamente orientadas y se completa con dos arcos más pequeños y tajamares entre ellos. El conjunto se remata con un suave lomo de asno.
  • Según estudios recientes, el tercer arco sería una obra posterior, ejecutada hacia el siglo XVI para reducir la pendiente del tramo final. Este arco presenta rasgos diferentes al resto, como mayor altura, aparejo diferente y las únicas marcas de cantero localizadas en la obra.