Sabina albar

“Juniperus Thurifera”  

Jt

Árbol siempre verde, aromático. De tamaño mediano, no sobrepasa los 25 m de altura y a menudo su porte es más bajo y arbustivo. Las hojas son escuamiformes, aplicadas, es decir, adheridas al tallo al que recubren totalmente, de forma romboidal con una punta corta divergente. Sus ramillas son ásperas al tacto. La forma de su tronco es muy variable, puede ser cilíndrico y recto en ejemplares bien desarrollados, aunque por regla general es tortuoso, y puede estar ramificado a baja altura o incluso desde el suelo, en cuyo caso los troncos son muy irregulares. La corteza es de color ceniza claro, fibrosa y agrietada longitudinalmente, se desprende en forma de fibras o tiras. La copa es muy densa, de color verde oscuro, de forma tan variable como el tronco: cónica u ovalada en ejemplares jóvenes o bien desarrollados, puede ser asimétrica, irregular, y en ejemplares desmochados aplanada. Es dioica. Los pies femeninos producen unas fructificaciones llamadas gálbulos. Son redondeadas, de hasta 4 mm de diámetro, de color verde que pasa a rojizo y finalmente morado casi negro al final de su madurez. En su interior hay de 1 a 3, raramente más semillas. Los pies masculinos producen grandes cantidades de polen en sus abundantes flores, que es dispersado por el viento. Es tan abundante que los días ventosos aparenta salir humo de los árboles. En algunas zonas a esto se le llama popularmente «cierna».

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