SEMANA SANTA

La Semana Santa de Jaca es una de las tradiciones religiosas y culturales más arraigadas de la ciudad. De hecho, la primera hermandad, la de “Nuestra Señora de la Piedad y Descendimiento”, fue fundada en 1734.

Quince años después fue creada la “Hermandad de la Sangre de Cristo”, que medio siglo después obtendría el título de “Real Hermandad”. A partir de ese momento la Semana Santa jaquesa fue creciendo y creando nuevas cofradías, como la de “La Oración de Jesus en el Huerto”, cuyo origen está datado en 1814. En Jaca hay en la actualidad un total de nueve cofradías y hermandades. A las ya citadas hay que sumar las de “La entrada de Jesús en Jerusalén”,” La Soledad”, “Nuestro Padre Jesus Nazareno”, “La Cofradía de la Flagelación”, “La Cena” y “La Cofradía de Cristo resucitado”, la más reciente, que fue creada en 1998.

La Semana Santa jaquesa es de una belleza y sobriedad absolutas. Como el propio carácter montañés, su evolución a lo largo de los siglos ha estado marcada por un espíritu de austeridad formal y contención que en ningún caso ha deslucido el brillo y esplendor de los pasos y estandartes. El primoroso trabajo de los artesanos se refleja en infinidad de detalles y decoraciones que, en algunos casos, se remontan al siglo XIX.

Las cofradías y hermandades de Jaca poseen un total de 14 pasos, buena parte de los cuales fueron creados hace más de cien años; como “La cama” y “El Cristo de la Salud” de la “Real Hermandad de la Sangre de Cristo”; “Jesús atado a la columna”, de “La Cofradía de la Flagelación”; o “La Piedad”, de “La Hermandad de Nuestra Señora de La Piedad y Descendimiento”. Tradición y fe se mezclan en unas procesiones que recorren las principales calles del casco viejo de la ciudad con la catedral románica como principal referente. En las últimas décadas la Semana Santa de Jaca ha experimentado un nuevo resurgir que se ha visto reflejado en la incorporación de nuevos hermanos y cófrades y en los meticulosos trabajos de restauración de algunos de los pasos más antiguos. Todo es el resultado de un dinamismo que ha contribuido a ensalzar todavía más la riqueza de las procesiones jaquesas.

Prueba de ello es la declaración de Fiesta de Interés Turístico de Aragón de la Semana Santa jaquesa en el año 2011.